Empezar a crear una marca personal puede sentirse como pararte frente a un escenario con las luces encima y sin guión.
Yo también estuve ahí, dudando de cada palabra, cada color, cada paso.
Pero todo cambió cuando dejé de buscar “hacerlo perfecto” y empecé a hacerlo real.
El punto de partida
Antes de empezar, sentía que todo lo que decía ya lo había dicho alguien más.
Me ahogaba en un mar de “debería”, y cada idea que tenía me parecía insuficiente.
Quería mostrarme, pero no sabía cómo hacerlo sin parecer impostora.
Me preguntaba: ¿Cómo puedo crear mi propia marca sin copiar a nadie?
Y también: ¿Cómo puedo crear el nombre de mi marca personal si ni siquiera sé qué quiero decir todavía?
Lo que hice paso a paso
1) Me permití empezar desde mi historia
No busqué un nombre perfecto ni un nicho rentable. Empecé escribiendo sobre lo que me dolía, lo que me daba miedo y lo que me hubiera gustado leer hace cinco años. Eso me dio claridad.